A resposta do rev. Pe. Altamira à segunda e última advertência dos superiores. Está em espanhol, de fácil compreensão. Uma resposta que deveria nos fazer refletir a todos.
Mas não se preocupe, Pe. Altamira, M. Fellay não vai destruir a FSSPX porque a FSSPX segue em frente, como sempre, na Resistência. A Neo-FSSPX é um navio à deriva, afundando cada dia mais, perdendo água por todos os lados, com a rota definida: a Igreja conciliar de Francisco Bergoglio. Porque a arrogância de Dom Bernard é tanta que, se colocando acima da Divina Providência, pretende converter a Roma Apóstata integrando-se a Ela, "por dentro", entrando no chiqueiro imundo, misturando-se com eles. O que de bom pode vir disso? Mons. Lefebvre deixou bem claro que devíamos manter distância dessa Roma, que de Católica já não tem mais nada.
Mas não se preocupe, Pe. Altamira, M. Fellay não vai destruir a FSSPX porque a FSSPX segue em frente, como sempre, na Resistência. A Neo-FSSPX é um navio à deriva, afundando cada dia mais, perdendo água por todos os lados, com a rota definida: a Igreja conciliar de Francisco Bergoglio. Porque a arrogância de Dom Bernard é tanta que, se colocando acima da Divina Providência, pretende converter a Roma Apóstata integrando-se a Ela, "por dentro", entrando no chiqueiro imundo, misturando-se com eles. O que de bom pode vir disso? Mons. Lefebvre deixou bem claro que devíamos manter distância dessa Roma, que de Católica já não tem mais nada.
RESPUESTA DEL PADRE ALTAMIRA A SU SEGUNDA ADMONICIÓN CANÓNICA
Respuesta a la Admonición Canónica
Estimado Mons. Fellay (cc Padre C. Bouchacourt, cc Padre Pablo Billoni):
He recibido en estos días su Segunda (y última) Admonición Canónica antes de mi próxima expulsión (inválida) de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Como hace poco le escribiera a usted mismo un sacerdote francés, todo esto es una mascarada, una parodia.
En cuanto a aspectos jurídicos “DE FORMA”, este tipo de procesos para expulsar sacerdotes, con mecanismos puramente administrativos, ni siquiera judiciales (como en la Congregación se lo hacen notar), SON INSUBSANABLEMENTE NULOS, al violarse en su tramitación ciertas normas elementales del “debido proceso”, por ejemplo:
Monseñor Fellay es al mismo tiempo “juez y parte”, no hay principio de imparcialidad por más que se escude en un superior de distrito; por lo mismo no existe el principio de la doble instancia, no hay posibilidad de apelar; y el recurso a Roma por supuesto que no existe (la Sede está ocupada); etc. Sobre este último punto, y sólo por seguir el juego que usted hace (“ir hacia la Roma de la Religión Conciliar”), le solicito entonces el Recurso a Roma, quisiera saber qué me responde.
Pero por encima de las formas jurídica (derecho adjetivo), lo importante aquí son las cuestiones DE FONDO: El fondo del problema que padecemos los sacerdotes de San Pío X. Y sobre todo es este punto lo que hará nula la expulsión que usted quiere aplicar.
Porque, o todo esto es una ficción, o existe un problema real (y grave). Y de existir dicho problema, habrá “alguien” que lo ha causado.
El problema no es una ficción y quien lo ha causado es usted.
En circunstancias normales uno podría hacer una denuncia a Roma, y la Santa Sede podría llegar hasta la remoción del Superior General. Pero sabemos que eso hoy no entra en juego, y que muy probablemente en la Roma Modernista de la Religión Conciliar estén muy contentos con lo que usted está haciendo.
¿Qué hubiera dicho nuestro fundador, Mons. Lefebvre, ante las cosas que usted dice y hace? Veamos muy brevemente lo que son tal vez los cuatro puntos más graves que padecemos en esta crisis (“apocalíptica” dijo Mons. Lefebvre):
(1) El Concilio Vaticano II.
Monseñor Lefebvre dijo de él que es el peor desastre que nos ha ocurrido, que “su valor es nulo” (por la calificación de “pastoral”, etc), y tantas otras cosas que todos conocemos.
¿Qué dice Mons. Fellay sobre el Concilio? Que estamos de acuerdo con el 95 % (!!); “lo aceptamos con reservas” (¡lo aceptamos!); muchos errores son en realidad de la interpretación (“of the understanding”) del Concilio (tan similar al argumento de tantos grupos conservadores y de línea media: “el problema no es el Concilio sino la interpretación que se hace de él”); el apelar para justificar dicho Concilio al argumento de Benedicto XVI de la hermenéutica de la continuidad –“no hay ruptura con la doctrina católica de siempre”- (ver la Declaración Doctrinal de Mons. Fellay de abril de 2012 presentada en nuestro nombre en Roma); lo que usted respondió a los otros tres obispos en su famosa carta del 2012: no se debe hacer del Vaticano II una superherejía (obviamente: pues usted está a favor del 95 %) y “en la Iglesia hay cosas más importantes” que los problemas del Concilio; su expresión de que hay puntos que son “difícilmente conciliables” con la doctrina católica (¿sólo “difícilmente”?, son “imposiblemente” conciliables).
¿Qué dice el número dos de la Congregación, el P. Pfluger? Si no se acepta que Vaticano II es Magisterio, si no aceptamos “el valor magisterial del Concilio”, “entonces NO SOMOS CATÓLICOS”. ¡No somos católicos! Es exactamente al revés: Para ser católicos, ¡no hay que aceptar el valor magisterial del Concilio!
Ahora bien, lo que yo acabo de decir, o es una ficción, o es Verdad. Y si es Verdad, algo se debe decir, algo se debe hacer. Lo curioso es que, entre nosotros, los que están investidos de más autoridad no hablan públicamente.
(2) La libertad religiosa del Concilio.
Mons. Lefebvre y la teología católica de todas las épocas, junto con los Papas, nos han enseñado que es el punto en que más claramente se ve la enseñanza falsa y errónea de Vaticano II: “Toneladas” se han escrito al respecto.
¿Qué dice Mons. Fellay de ella? La concepción que presenta Vaticano II de la libertad religiosa “es muy limitada” (qué forma tan “especial” de expresarse sobre algo así, qué forma tan “suave”). Y es sobre la libertad religiosa que usted excusó el Concilio diciendo lo de arriba: Son en realidad cosas del “common understanding of the Council”, “de la interpretación común” que se hace del Concilio.
Otra vez: O esto es ficción, o es Verdad, y si es Verdad: ¡Algo se debe hacer! Y los cofrades de más autoridad en silencio, sin decir nada públicamente.
(3) La misa moderna.
Mons. Lefebvre, bien fuertemente, llegó a decir que era “una misa bastarda”. Todos sabemos la cantidad de trabajos que se han escrito para explicar aun los riesgos de INVALIDEZ de la misa moderna. Ya el mismo Card. Ottaviani, en su trabajo, en 1969, hablaba de INVALIDEZ “incluso si se tiene la intención de hacer lo que hace la Iglesia” (uno de los argumentos de Mons. Fellay para defender “la validez” de dicha misa), y esto sin contar los numerosos sacerdotes de nuestra propia Congregación que también han escrito sobre el tema.
La misa moderna es una misa ILEGÍTIMA (por su definición, por su rito ilegítimo, por sus errores, por su tendencia protestante, por su misma promulgación).
Y en este punto, el descaro de Mons. Fellay, usted, fue muy explícito: La misa moderna (y todos los sacramentos modernos) son válidos si se celebran “con la intención de hacer lo que hace la Iglesia” (ut supra), y han sido “LEGÍTIMAMENTE PROMULGAMOS” (su declaración de abril de 2012 ut supra). Y la increíble falta de respeto hacia Mons. Lefebvre cuando usted dijo: Si Mons. Lefebvre hubiera visto la misa moderna bien celebrada, “no hubiera dado el paso que dio” –caso Cardenal Cañizares-. ¿Es decir que toda esta lucha de Mons. Lefebvre contra la misa moderna estuvo mal, fue exagerada? ¿Es decir que es sólo un problema de excesos cometidos por algunos al celebrarla? ¿Es decir que uno puede ir a la misa moderna cuando la celebra alguien conservador, como en el monasterio donde usted la vio, o celebrada por un padre –por ejemplo- del Opus Dei? ¡Todo esto es increíble!, y es demasiado escandaloso. ¡Y nadie, de los que mandan, dice nada! Nadie dice nada públicamente. Pienso, y aún con alguna esperanza, en uno de nuestros obispos.
Además usted, Mons. Fellay, allí admite la validez de todos los sacramentos modernos. ¡Increíble! ¿Acaso no hay dudas sobre la validez de la misma ORDENACIÓN SACERDOTAL “MODERNA”? ¿Acaso por eso: No hemos hecho tantas veces nuevas “re-ordenaciones” –por el rito de siempre- de sacerdotes que han llegado desde la Iglesia Conciliar? ¿Acaso no hay dudas de la validez de la confirmación moderna; acaso por eso no damos nuevamente la Confirmación sub conditione a los que la han recibido en la Religión Conciliar? ¡Qué es todo esto, Mons. Fellay! ¡Alguien debe hacer algo!
(4) Y el Ecumenismo.
¿Cómo se comportó y reaccionó Mons. Lefebvre con la mezcla de todas las religiones de la tierra en la reunión de Asís I, reunión organizada por Juan Pablo II? ¿Cómo se comportó y reaccionó usted con esa mezcla de todas las religiones hecha por Benedicto XVI en la reunión de Asís III? ¿Qué dijo Mons. Lefebvre en su momento y qué dijo usted?
El Ecumenismo va a terminar tal vez en la creación de “La Religión Mundial” para el gobierno mundial del Anticristo: ¿Cómo puede usted ser así?
Y esa expresión tan acuñada por esta corriente, por los Papas Conciliares, por Juan Pablo II, por Benedicto XVI, etc, todo en pos del ideal masónico ecuménico, al decir de una de las tantas falsas religiones o de sus adeptos: “Los judíos son nuestros hermanos mayores”. ¿Qué decía Mons. Lefebvre de dicha expresión? ¿Qué dice usted, nuestro máximo superior, de la misma?
Pues bien, usted lo sabe: Usted ha dicho literalmente dicha expresión sin ningún problema.
Le respondemos: ¡Los santos son nuestros hermanos mayores! Y todo católico debe intentar –si puede- la conversión de los judíos (y de cualquier persona de otra falsa religión) hacia el Catolicismo, hacia la única religión verdadera.
Esto ocurre, ¡y nadie dice nada PUBLICAMENTE!
Por última vez: O todo lo dicho en este texto es una ficción, o es Verdad. Y si es Verdad: ¡Algo se debe hacer!
PARA CONCLUIR, y siguiendo en las cuestiones DE FONDO: Es por resistir estas cosas, por estos verdaderos motivos, que usted, Mons. Fellay, intentará mi expulsión (inválida) de la Congregación.
Por eso, “en el fondo”, su medida no tendrá ningún valor, será nula. Habrá que esperar a que Dios algún día, se encargue de aclarar esto.
Siempre que he tocado estos temas, he tratado de hablar seriamente, pero sin faltarle el respeto. Creo, y espero, haber siempre obrado así. Relea mi sermón del 22 de diciembre (que fue el inicio “del desenlace de mi caso”), relea mi carta al P. Bouchacourt.
¿Que no se debe hablar públicamente de estos problemas? Ambos sabemos, somos sacerdotes formados, que si bien ésa es la regla, muchas circunstancias pueden pedir que sí se haga públicamente. Creo que lo que vivimos en la Congregación, y ya a estas alturas, pide imperiosamente que se hable públicamente. Mons. Lefebvre lo hizo, no ya hacia un Superior, sino hacia el mismo Papa, y frente a todo el globo terráqueo.
Y aun, por seguirle el juego a usted, y haciéndome eco de lo que usted publicaba para justificar el actuar de Mons. Lefebre, “ad hóminem” le digo, y para mi defensa, usando sus argumentos: La apreciación “subjetiva” del sujeto pide la disminución o mitigación de la medida a aplicar (confrontar: el Nuevo Código de Derecho Canónico, que usted avala también).
Al revés de guardar silencio, es obligación de todo sacerdote católico, de nosotros los de la FSSPX, resistirle a usted, con respeto, ¡pero se debe hacer!
Mons. Lefebvre padeció todas estas situaciones con respecto a la Iglesia toda y frente a los Papas Conciliares. Usted ha creado una situación en paralelo: Nosotros los sacerdotes padecemos todo esto con respecto a nuestra Congregación “y frente a Mons. Fellay”.
Me he alargado mucho.
Yo tengo la impresión de que usted va a destruir la Congregación, la obra de Mons. Lefebvre. Espero equivocarme, creo que no. Y como también ya lo dije, creo que esto será incluso SIN NECESIDAD DE HACER UN ACUERDO CON LA RELIGIÓN CONCILIAR. De ser así: ¡Qué triste rol –por decir lo menos- cabrá a usted en la Historia y en la Eternidad! Será recordado como el que destruyó la Fraternidad San Pío X.
Ojalá estas palabras sirvan en algo a usted. Ojala sirvan para algunos miembros “eminentes” que ven con mucha claridad el problema, pero que no hablan públicamente. Dios dirá.
De mi parte, sólo deseo y pido a Dios y a la Santísima Virgen me ayuden a ser un sacerdote fiel. Quieran Ellos otorgármelo, así lo espero.
Le envío atentamente mis saludos. En María Santísima. Padre Fernando Altamira (lunes 3 de marzo de 2014)
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